En 1588 fray Tomás de Lerdia, de la Orden de Santo Domingo, fundó la cofradía del Santísimo Rosario con cuyas limosnas se construyó, en 1590, el retablo más antiguo de la nueva iglesia, dedicado a la Virgen del Rosario.
La obra, de nogal muy fuerte, se hizo en blanco en 1590 y se doró en 1615. El maestro que lo ejecutó fue MANUEL DE QUEVEDO, y el que lo pintó JUAN BLANCO DE ESPINOSA.
Este retablo debió ser sustituido en fecha posterior, pues el actual no puede remontarse más que a la segunda mitad del siglo XVIII ya que se trata de un retablo churrigueresco.
Sin embargo del retablo original se conservan importantes piezas, la principal una imagen de Nuestra Señora del Rosario que lo presidía, tallada por Manuel de Quevedo. También las imágenes de Santo Domingo y Santa Catalina que, como hoy, ocupaban los nichos de la derecha y la izquierda de la parte central del retablo. Lo cerraban una escultura de San Juan Bautista y dos pequeñas imágenes de evangelistas, San Juan y San Mateo, hoy en el altar de San José.
Actualmente cierra el retablo una imagen de San Antonio de Padua.
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